Cinco secretarios del área económica del Gobierno de Jair
Bolsonaro, entre ellos el del Tesoro, renunciaron este jueves a sus cargos en
medio de la disconformidad del ala liberal del gabinete con la propuesta que
sacudió además al mercado financiero: romper el techo del gasto público para
aumentar los planes sociales y el gasto en 2022, año en el que el mandatario de
Brasil se juega la reelección.
La ola de renuncias del ala más neoliberal del Gobierno, que
responde al ministro de Economía, Paulo Guedes, es un duro golpe al interior de
la base oficialista, sobre todo porque el aumento del gasto público, provocó un
cimbronazo en los mercados, que incluyó una devaluación del real y el desplome
del índice Bovespa de la Bolsa de San Pablo.
Según informó el Ministerio de Economía en un comunicado,
presentaron sus renuncias por "motivos personales" los secretarios
del Tesoro Nacional, Jeferson Bittencourt; y el de Presupuesto, Bruno Funchal;
además de sus dos secretarios adjuntos, y el de Petróleo y Gas del Ministerio
de Energía, José Coelho.
El motivo fue la propuesta de enmienda constitucional que el
ala política del Gobierno presentó este jueves en el Congreso para cambiar la
regla del llamado techo del gasto público.
El techo del gasto público es una bandera del neoliberalismo
brasileño incorporada a la Constitución por el Gobierno de Michel Temer en
2016, que impide aumentar por 20 años el presupuesto más allá de la inflación,
pero por primera vez Guedes ha dicho que pretende tomar una
"licencia" para convertir "más reformista y popular" pero
"no populista" a Bolsonaro.
Sin embargo, el propio Bolsonaro tuvo que aclarar que
"el techo del gasto no será perforado", al anunciar planes sociales
de 70 dólares para 2022, año en el que se juega la reelección.
El Gobierno pretende
aumentar 20% el plan Auxilio Brasil, que en noviembre reemplazará al Bolsa
Familia, el exitoso programa del Partido de los Trabajadores (PT) aplicado en
2003 y que sacó a 54 millones de personas de la miseria.
Los planes sociales nunca fueron actualizados desde 2016, tras
la destitución de Dilma Rousseff y ahora Bolsonaro pretende dar 100 reales más
por 12 meses como parte de una ayuda extra por la pandemia.
Es decir, serán 400 reales (71 dólares) por familia del plan
Auxilio Brasil, que pretende ser una pata social de Bolsonaro para enfrentar en
las urnas el año próximo al expresidente y líder opositor Luiz Inácio Lula da
Silva, famoso mundialmente por haber sacado a Brasil del mapa del hambre de la
FAO.
El proyecto legislativo prevé reunir recursos de un
perfilamiento de los juicios contra el Estado que debe pagar el Gobierno.
Lula fue uno de los primeros en reaccionar y sostuvo que, de
ganar las elecciones, el PT defiende elevar el Bolsa Familia a 600 reales (110
dólares).
"Bolsonaro tiene que enfrentar el hambre y la miseria
del pueblo y darles mucho más porque no es plata de él, es plata del pueblo que
está volviendo al pueblo. Le puede dar plata pero le vamos a ganar las
elecciones" dijo el expresidente, favorito en las encuestas para los
comicios de octubre de 2022.
Y esa no fue la única reacción.
El dólar se disparó 1,7% y está cotizado en el mayor nivel
del año, a 5,65 reales; y el índice Bovespa cayó casi 4% durante la jornada,
luego del anuncio para sustentar los 12 meses de auxilio extra a 17 millones de
familias en extrema pobreza.
Además de los dos secretarios que renunciaron este jueves,
también lo hicieron la secretaria adjunta de Presupuesto, Gilderona Dantas, y
el adjunto del Tesoro, Rafael Araújo.
La quinta renuncia es
la de un funcionario técnico del Ministerio de Minas Energía, Coelho, quien
tras 20 años en la función pública abandonó el cargo luego que Bolsonaro
anunciara que dará 70 dólares por mes a los empresarios autónomos camioneros
para compensar las perdidas con el aumento del gasoil.
Entidades patronales de pequeños empresarios camioneros
preparan una paralización para el 1 de noviembre contra el aumento de los
combustibles.
"No aceptamos limosna ni auxilio, queremos una política
de reducción del costo de los fletes", dijo Marcelo Paz, representante de
los camioneros de Santos, la ciudad paulista donde está ubicado el mayor puerto
comercial de América Latina.
El cese del techo del gasto público era reclamado por la
oposición de izquierda y parte del oficialismo, ya que es considerado un corset
presupuestario.
Por eso, el exministro de Economía Nelson Barbosa, de la
gestión de Rousseff, celebró la decisión en un mensaje por las redes al
ministro Guedes, debilitado a raíz del avance del ala política del Gobierno.
Ultraliberal de la escuela económica de Chicago, Guedes -un
financista que tiene como referencia y ejemplo a la dictadura de Augusto
Pinochet en Chile (1973-1990), para la cual ha trabajado en los años ochenta-
perdió la pulseada interna del Gobierno en este tema luego que su figura se
viera debilitada por el escándalo de los Pandora Papers.
Se descubrió que tiene una empresa offshore en el paraíso
fiscal de las Islas Vírgenes Británicas de 9,5 millones de dólares, aunque él
dice que está declarada ante el fisco brasileño y no tiene movimientos desde
que en 2019 asumió el cargo como superministro de Economía de Bolsonaro.
Pero además, la puja por el techo del gasto público se
produce en medio de un aumento de escenas explícitas de familias con hambre
buscando alimentos en basurales y haciendo filas para retirar huesos de los
frigoríficos.
Al menos 110 millones de personas, casi el 50%de la
población, ha vivido en el último año inseguridad alimentaria en Brasil, aunque
en situación directa de hambre existen 19 millones de personas, según los datos
oficiales reunidos por la Red Brasileña de Investigación sobre Soberanía
Alimentaria (Pessan).