Según pudo establecer este medio, tanto víctima, de nombre
Pedro, como victimario trabajaban como jornaleros en una chacra de Colonia
Primavera. En ese inmueble se concretó el hecho, ya que Pedro fue hallado
enterrado.
La denuncia del caso entonces la había hecho el capataz del
campo, identificado como Ricardo Ostoñuk. Y fue el aporte de esta misma persona
que permitió que la instrucción tenga avances 10 años después.
Ricardo se presentó ante la Policía y manifestó que el último
sábado había visto a la persona que denunció hace más de una década, señalando
que al parecer estaba nuevamente en la zona.
Ante eso la División de Investigaciones inició la pesquisa y
logró establecer el domicilio del sospechoso en la zona de colonia. Finalmente,
luego de un operativo cerrojo el mismo fue atrapado. Se estableció que es
oriundo de Palma Sola, en estado de Santa Catarina.
Quedó detenido a disposición del Juzgado de Instrucción Tres
de San Vicente (cuando se cometió el crimen no existía Juzgado de Instrucción
de San Pedro), quien va a determinar los pasos a seguir.
Según publicó oportunamente El Territorio, Ricardo Ostoñuk,
quien tenía entonces 29 años, se presentó en sede policial el 29 de febrero del
2012 manifestando que en la chacra de un hombre de apellido Santana, donde se
desempeñaba como capataz, había un cuerpo enterrado.
La víctima, dijo, era un peón brasileño que estaba trabajando
allí desde hace dos semanas. Por esta razón, el personal policial se acercó
hasta la chacra ubicada en Colonia Primavera, donde realizaron un intenso
rastrillaje.
Finalmente en una zona de vegetación encontraron rastros que
llevaron a encontrar el cadáver de un hombre, en avanzado estado de
descomposición. En el lugar se hizo presente personal de Criminalística quienes
levantaron el cuerpo e hicieron las pericias de rigor.
Según señaló Ostoñuk, días antes vio como tres jornaleros que
trabajaban en la finca estaban discutiendo. En la mencionada pelea, dos de
ellos, Abel y Juan María discutían con otro, identificado como Pedro.
Al día siguiente, al regresar a la chacra, el capataz se
encontró con Abel y Juan María, quienes se encontraban muy nerviosos. En un
determinado momento le confesaron que habían enterrado el cuerpo de Pedro en
cercanías de la chacra y que también lo matarían si él los delataba. Al mismo
tiempo le pidieron 650 pesos, los cuales fueron entregados. Con el dinero en
mano se dieron a la fuga.