Las primeras conclusiones de la autopsia a Vanessa de Olivera
Da Silva (19), brasileña muerta en medio de un operativo policial en Bernardo
de Irigoyen el último martes, arrojó resultados que avalan la versión de los
uniformados que estuvieron en el lugar de los hechos, según detallaron fuentes
ligadas al proceso.
Los voceros detallaron que la misma se concretó en la Morgue
Judicial de Posadas y culminó en horas del mediodía de hoy. Se confirmó que la
joven murió de un balazo 9 milímetros, calibre utilizado por las fuerzas
policiales, que ingresó cerca de la sien izquierda.
Más allá de eso, los profesionales determinaron que la
trayectoria fue descendente, es decir de arriba hacia abajo. La bala fue
incautada por efectivos de Gendarmería Nacional que participaron de la
operación y se la incautaron para la realización de las correspondientes
pericias ordenadas por el Juzgado de Instrucción Uno de San Pedro.
Estas primeras informaciones son coincidentes “con los
primeros indicios que registró Gendarmería y también respecto a la versión dada
por el personal policial involucrado en el procedimiento”, dijo una fuente de
peso en la pesquisa. De todas formas, la instrucción continúa.
Como viene informando este medio, la fuerza federal fue la
encargada de la realización de las pericias de rigor en la casa donde
ocurrieron los hechos, ubicada en la línea de frontera con Brasil, a orillas
del río Pepirí Guazú. Este cauce, sin embargo, es más bien un hilo de agua por
donde la frontera es invisible.
En el lugar se pudo constatar la presencia de un agujero en
el piso de madera, lo que corresponde con un disparo de arma de fuego. Al
respecto, los efectivos dijeron que la joven fallecida se escondía debajo de la
casa y que recién se enteraron de su presencia cuando, en medio de un forcejeo,
el arma de uno de los uniformados se disparó hacia el piso.
En cuanto a la víctima, el cuerpo fue liberado por el juez
Ariel Belda Palomar y será entregado a sus familiares - ubicados por los
centinelas - para la correspondiente inhumación. Estas gestiones no resultaron
sencillas debido a que la madre de la joven fue asesinada y por el femicidio
está detenido su padre.
Al momento de morir De Olivera Da Silva tenía una tobillera
electrónica dispuesta por la Justicia brasileña en razón de varias causas por
delitos contra la propiedad. No se revelaron expedientes relacionados al
narcotráfico o narcomenudeo.
En la frontera la describieron “una fisura, que no sabe dónde
estaba parada. Fisura mal. Andaba dando vueltas siempre por Tránsito Pesado re
pasada”, señalaron.
Al respecto, los vecinos de la zona declararon que el lugar
donde ocurrieron los hechos funciona como un refugio para adictos, donde
distintas personas, tanto de Brasil como de la localidad llegan a consumir y
“ranchear”.